dos manos con una palmada seca y sonora, una hermosa palmada que extendiera su eco por la quietud de las calles. «Permítame un supuesto. Es la mejor manera de entrar en materia, la más relajada. ¿Qué hubiera sucedido si ella logra deshacerse de la presión de sus dedos?», preguntó la voz. «Veamos: podría haber corrido hacia la puerta, ganado la escalera y huido. ¿Qué habría hecho usted en tal caso?: Correr