vez a los suyos un momento, bien vestiditos, para mostrarlos a los amigos. El puñito ligero, ávido como un polluelo de águila en el nido, apresa el dedo rugoso y pretende llevárselo a la boca. El viejo sonríe deleitosamente: «¡Qué fuerza tiene este bandido! » Le asombra descubrir que el niño posee músculos y nervios. ¡ Cuántas sorpresas da el mundo! Su dedo queda libre. El niño, atraído por el viejo, esquiva
SON:033.19
SONREÍR.1 - Reír suavemente, con el gesto pero sin emitir sonidos