la procesos jurídicos archivados, de sonoras bancarrotas, de culpables misteriosamente huidos de las cárceles y de inocentes muertos en prisión, desvelaban toda la confusión --¿o la ocultaban?-- de los últimos años, un proyecto tenaz y meticuloso para socavar el Estado de Derecho. En efecto, los diarios también hablaban de la nueva actitud del Gobierno frente a los llamados «arrepentidos». Las confesiones de todo tipo que éstos iban haciendo ponían al descubierto los verdaderos fines y artífices de