desequilibrios persistentes: fuerte incremento de los costes laborales unitarios; el peso creciente de la inversión extranjera y, sobre todo, el diferencial de inflación. El diputado se preguntó si se podría ir más de prisa hacia la convergencia, y afirmó que el motor del crecimiento ha sido el consumo privado. "La economía española mantiene una posición competitiva, pero no podemos conformarnos con ello", concluyó el secretario de Estado.