, un arma esta vez, pero no mía, un arma de la Iglesia! ¡De la Santa Iglesia de Dios! (Un instante de silencio. Maffei respira entrecortadamente. Isabela se lanza hacia la puerta, la abre y grita hacia la calle.) ISABELA.- ¡Aquí están los asesinos! ¡Aquí están los asesinos de los Médicis! CUADRO XIII (Calles de Florencia. Griterío. Suenan las campanas. Como conducido, arrastrado, por un grupo de