como una campana, ¿verdad? --¿Estás arrepentido de haber hecho llorar al niño Jesús? Dejé que me diera la absolución y salí al pasillo. Al llamar a la celda contigua me respondió una voz lejana, que me invitó a pasar, cosa que hice. Apenas hube traspuesto el umbral, una ráfaga de viento extinguió la vela y me encontré sumido en una total oscuridad, porque la celda carecía de toda iluminación.