calles más que en casa. Al pasar cada día por la puerta de un colegio, los chicos me cantaban con entusiasmo: "Si Adriana se fuera con otro, la seguiría por tierra y por mar..." Aquella niñería me impresionaba de tal manera que, al verles, aligeraba el paso cuanto podía, intentando escapar de aquella emoción que me asustaba. Un día descubrí que una fotografía mía, ampliada, se exhibía en el escaparate de una tienda. Cuando fui