Conocimos al Barbas una noche en que también él vino a ofrecernos chocolate. Sólo que el suyo era de otra clase... Muy malo, por cierto... Por alguna razón, decidió ser amigo mío, y no había manera de quitármelo de encima. A mí me daba vergüenza ir con él. Era impresentable. Hasta en Malasaña se volvían a mirarle, pobre mierda de tío... Pero también resultaba cómodo. Le mandaba por tabaco, le tenía de recadero
OCH:080.13
QUITARI.1c - (Fig.) Liberarse [de un problema o preocupación]