las palmaditas de Don Fernando al duque de Nájera a raíz de la muerte de Isabel-, pero que no debe en absoluto preocupar a nadie, porque la propia Isabel se iba a encargar de que el equívoco no llegase a durar ni un cuarto de hora. Y, en efecto, cuando a los seis o siete días Fernando, que nada más tener noticia de la muerte de su cuñado había salido a uña de caballo de Aragón para acudir a tomar posesión de