era mi desquite. Luego, algo más... Era vulgar, tosco, sincero y práctico. Supongo que justo lo que yo necesitaba después de quince años con tu padre, que era todo lo contrario. ADELA.- ¿Y duró mucho tiempo? EMILIA.- Dos años. Dos años de zozobras, de remordimientos, de sobresaltos... ADELA.- La falta de costumbre. EMILIA.- Pero eso si mi matrimonio. Sí, sí, lo salvó. El