lolalese' yselele la vida pública, en cuyo tráfico tiene, o tenía, el honor, precisamente, su campo de actuación. En un paralelo bastante más estrecho de cuanto a primera vista pudiera parecer están la objeción de conciencia y la que podría denominarse objeción de honor: me refiero a aquella otra actitud de desobediencia a los poderes públicos encarnados en la institución militar, cuya particularidad definitoria queda bien reflejada en su proclama más característica: "