--Es verdad --reconoció la Emilia--; le hemos metido a usted en este fregado sin comerlo ni beberlo. --Y lo peor --añadí yo-- es que no vamos a poder explicarle gran cosa, porque andamos tan despistados como al principio. Por eso estamos aquí, para ver si con su valiosa ayuda sacamos el agua clara. De momento siga mirando el álbum, don Plutarquete, que estoy seguro de que va a dar con el otro truhán