casa no se ha sentado nunca nadie? (Toca el pito. Entran TODAS y vuelven con cinco sillas iguales, muy humildes, de anea. Las colocan alrededor de la mesa.) Pobres, pero sillas. (Cada una cubre su silla con su mantón de Manila.) Dios nos bendiga, qué ideales somos. TODAS.- ¡Por fin! (Se dejan caer, agotadas, cada cual en su silla.) PALOMA.- Este mantón se lo