de Medici, lo que venía a probar que Adriana llevaba más enraizada en su interior de lo que ella creía la cultura «burguesa». Por la noche, Jano y Marescu fueron los últimos en irse a dormir. Marescu proporcionó algunos detalles más sobre su discusión con Adriana. Al parecer, se habia ceñido a deplorar de manera radical, la situación de los jóvenes artistas en su país; había criticado con firmeza los cerrados comités y asociaciones de escritores y de artistas