selo sus ansias de confidencia -no siempre satisfechas- de que hablamos en el capítulo anterior. Las periodistas anónimas encargadas de aquella sección fija eran conscientes, sin duda, de que sus consejos, aunque fueran de repertorio, iban a ser recibidos como agua de mayo por cada una de aquellas desorientadas y borrosas muchachas a quienes se llamaba «querida amiga», y que lo que necesitaban sobre todas las cosas era que alguien les hiciera caso. A la jovencita de postguerra
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RECIBIRI - Tomar o acoger [aquello que se da o que se entrega]