se modesta. El contraste con un mundo más crudo y unos ejemplares femeninos menos «de invernadero» los ayudaba a doctorarse por su cuenta en las lides del sexo, aunque a costa, eso así, de que la vía tomada los alejara cada vez más de sus hermanas y de las amigas de éstas, a quienes se suponía que alguna vez tendrían que dirigirse para pedirles relaciones formales. Ellas seguían un rumbo totalmente opuesto, más señoril y altivo.