selas entrar por la cabeza, no deshiciera la armonía de los bucles, eran gestos puntuales, casi rituales. Y condicionaban, naturalmente, la actitud posterior, siempre algo envarada por la necesidad que se sentía de amortizar aquellos esfuerzos y no echar a perder el conjunto. La relación de la mujer con sus ropas, mucho más respetuosa y menos desdolida de lo que había de serlo en el futuro, es de fundamental importancia para entender también su relación con los hombres
USO:130.15
ECHARIII.7 - (Echar a perder locución) Hacer que [algo o alguien] no siga el desarrollo deseado