dice. Eres un cerdo y quiero que la gente lo sepa. No puede ser, le dices, no vas a hacerme eso. ¡Cómo que no voy a hacerlo!, te dice. ¿No acabas de jurarme que eras mi esclavo y podía hacer contigo cuanto quisiera? Sí, mi amor, le dices. Pero eso no, te lo suplico: ¡no me hagas eso!