Hubo un silencio. Gerardi preguntó: --¿A la que sabemos, profesor? Sonriendo, por primera vez, confirmó Hernández: --A la que sabemos. --No se demore. Nosotros nos vamos. Hay que retener a Moureira-- dijo Lohner. Gerardi insistió: --No se demore. Usted nos encuentra en el almacén de Liniers y Pirovano, frente al puentecito. Un puentecito que se cae a pedazos, desde tiempo inmemorial. Con impaciencia dijo Lohner: --