que en otros: «Pero bueno, tú, ¿qué le habré hecho yo a esa chica para que me trate de una forma tan grosera?» No solían darse cuenta de aquellos trucos, o quizás es que los juzgaban demasiado pueriles. Os ocupáis demasiado de vosotros mismos -los caballeros- y tenéis poco tiempo para ocuparos de observar a las mujeres. Nosotras nos vengamos con los pequeños resquicios que nos quedan para mostrar cierta indiferencia «incandescente». Tanto