cabeza para guardar silencio de una forma que a mí me pareció premeditada. De un lado, estaban la perfección y la gravedad natural del rostro; del otro, la felicidad fácil de tu sonrisa. Y tu cuerpo fino y frágil andando como un impulso, sin grandes movimientos, como flotando en la húmeda dulzura de la mañana. »Resultaste ser una estudiante de Canto. Perfeccionabas tus conocimientos después de haber pasado un año con una beca en Salzburgo. Tu voz, tan