en el agua como San Cristóbal... Luego la mujer guiandole valerosamente por la ciudad desconocida, hasta ponerle a salvo en un escondite de la resistencia, donde sólo entonces ella se permitió temblar de miedo... ¿ Cómo le ha costado tanto recordar la inolvidable San Silvestre que les condujo a Rímini ? «Lo llevo tan adentro», se dice, «que es como el corazón: uno se olvida de él». Le acunan ahora los recuerdos, un oleaje melancólico