las calles y utilizaba los servicios de la ciudad. Dependía de ella, pero sin olvidar que era uno de sus adeptos y no uno de sus esclavos: éste era un asunto de especial relieve en el conjunto de sus convicciones porque se concedía con él la libertad de habitar en un espacio elegido o, si no exactamente tal (pues esto dependía en parte de su nacimiento, de la ubicación del hogar paterno), conquistado desde dentro. Incluso cuando se rebeló lo hizo