la de la banca; lo reprobable fue la forma en que se decretó, mezcla de albazo y sentencia sumarísima. Más bochornoso aún fue el silencio de unos y los ditirambos de otros. ¿Por qué los banqueros y los empresarios se quejaron sottovoce y no fueron escuchados por la opinión popular? Pues porque muchos habían sido fieles puntales del régimen y, sobre todo, porque ninguno de ellos se preocupó jamás por mejorar la cultura política de México ni ayudó nunca en una tarea