solemnes documentos y soplando en ellas por las fosas nasales en un conmovedor intento de provocar nuestra hilaridad, esparciendo por la moqueta cacas de cartón, moscas de plástico, lagartijas de goma y otros artículos de broma de éxito social garantizado, atiborrándose de pastillas de diversos colores, tamaños y propiedades, sufriendo o simulando infartos, anginas de pecho, caquexias, trombosis y apoplejías, echando al aire ambas piernas a la vez para expeler ventosidades más exhaustivas y armando, en suma,