una aprobación o una crítica a su tímida ambición. Subían ya la cuesta que conducía a la plaza. Entraban por el arco de piedra que daba acceso a la ciudad. Julián miró la imagen en su hornacina. Sus ojos vacíos contemplaban siglos de río, de chopos verdes, de cielo azul. --David, es tu destino y tu riesgo. Serás lo que tú decidas --dijo con voz grave, y, bruscamente, volvió a la intrascendencia, la gracia,