funcionaban con gas --y cómo los Zeting, Miguel y María, se llevaron al niño a su departamento en Neuilly para preservarlo. Yo no quise dejarte. Estaba segura de que sin mí ni siquiera interrumpirías tu trabajo para comer. Iba a ver al niño todas las tardes mientras tú te absorbías en El matemático. Caminaba por las calles de nieve ennegrecida, enlodada por las pisadas de los transeúntes y el corazón me latía muy fuerte ante la perspectiva de ver a