dije--, pero antes me gustaría tomarme una Pepsi-Cola. Con el miedo que he pasado se me ha quedado la garganta hecha un estropajo. --Deja los vicios para mejor ocasión --me reconvino la Emilia--, que igual peligra la vida de la pobre María. --La pobre María, la pobre María... --repetí algo molesto ante tanta solicitud para con aquella estantigua y tan poca deferencia para conmigo. Atravesamos el lóbrego vestíbulo sin que la portera, absorta en