Texto contextualizado: |
de los agraviados, cualquier otra defensa y, por tanto, la propia institución del defensor. El mal ejemplo de unas palabras públicas puede incoar en esos sentimientos la convicción de que los personajes serios y cabales de la justicia verdadera no son más que el fiscal, el juez y el verdugo, mientras que el abogado vendría a quedar como una especie de cómplice impune pagado por el reo. Y donde sólo se acrediten, por auténticos personajes de justicia, fiscal, juez y |
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