burricie de los oficinistas y escribidores. El muchacho es dócil y nada torpe. «Así crecerá mi Brunettino, sólo que sabrá mucho más; yo le enseñaré... Y a éste se le puede ayudar, aunque no hay derecho a trabajar en lo que no se conoce. Pero no es culpa suya y, además, no es milanés.» Concluida la tarea, el muchacho le da las gracias y propone: -¿Me aceptaría un café, señor? El viejo
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TRABAJAR.1 - Realizar una actividad que requiere esfuerzo