selo de la Academia de Bellas Artes por participar en una huelga estudiantil, mis padres no perdieron su confianza en mí, ni un reproche, y cuando el director me readmitió, comentaron los dos con la mirada orgullosa que siempre tuvieron cuando posaban sus ojos en mí: "No podía ser de otro modo, Angelina tenía razón, se está haciendo justicia." A la muerte de mis padres, supe que la única forma de honrarlos era seguir mi carrera y