sus condiciones. Deje el maletín sobre la mesa y caminen hacia la puerta con las manos en alto. --Y un jamón. Hasta que María Pandora, don Plutarquete y un servidor de usted no estemos a salvo, yo no suelto el maletín. --Puedo hacer que mis hombres lo reduzcan por la fuerza. --Y yo puedo empezar a encender los billetes de cinco en cinco. --Este tío está loco --masculló la voz en un aparte. --Libertad o