, esas palabras dichas con tanta verdad -«el uno para el otro»- le saben a plenitud, porque también las entiende como «el uno al lado del otro»: no enfrente de la mujer, como él se situó siempre, sino a su lado... «¡La pareja etrusca! », recuerda de golpe, en una explosión interior. Ella sigue hablando: -... no hubiera podido enseñarte porque no sabía, porque nos engañan, y más