me padre ciego la acompañaron para custodiarle la honra. "Lo único que le rogaba a Dios es que me diera valor para matarme --me dijo Angela Vicario--. Pero no me lo dio." Tan aturdida estaba que había resuelto contarle la verdad a su madre para librarse de aquel martirio, cuando sus dos únicas confidentes, que la ayudaban a hacer flores de trapo junto a la ventana, la disuadieron de su buena intención. "Les obedecí