más perentorios, mientras se preparaba para ir al puerto. "La verdad es que no supe qué hacer --me dijo--. Lo primero que pensé fue que no era un asunto mío sino de la autoridad civil, pero después resolví decirle algo de pasada a Plácida Linero." Sin embargo, cuando atravesó la plaza lo había olvidado por completo. "Usted tiene que entenderlo --me dijo--: aquel día desgraciado llegaba el obispo." En el momento