volvió el silencio. Dentro del pecho resonaba un jadeo que no pudo ahogar en sus labios. Volvió la vista al pasillo; el recuerdo de aquel sonido del agua vertiginosamente engullida le hacía temblar. Aun tenía las manos mojadas y las secó en el rostro y sobre la camisa. El cuerpo yacente mostraba la cada vez más grotesca posición de su cabeza; diríase que el peso de la misma venía estirando el cuello centímetro a centímetro. De pronto... ¡de pronto el
MIR:016.17
SECAR - Dejar sin agua u otro líquido algo que lo tenía en su superficie o en su interior