DE VILLALAR LOS ESPAÑOLES -AUNQUE también hay otra gente así- no son tradicionales, sino tradicionalistas. La diferencia está en que mientras los tradicionales van enhebrando uno tras otro, buenos o malos que les sean y antes de que se alejen de su vista, los ayeres inmediatos, guardandolos de este modo en la experiencia, en cambio los que llamo tradicionalistas, tras haber descuidado o desdeñado esta atención, se dedican a repescar, totalmente a destiempo, las más mohosas y