se rápida, se aparta. Leónidas la tranquiliza.) No temas, ilustrísima. ZORRA.- ¿Ilustrísima? LEONIDAS.- Eso he dicho: ¡Ilustrísima! Desde ahora mismo, y como recompensa a tu alto servicio, te concedo, si es que queda alguno, el Gran Lazo del Zorrazgo. Y además, una pata. ¡Dasela, Verdúguez!