tu habitación algún objeto que no reconozcas, me lo traes inmediatamente. Pues también las cosas sin vida pueden estar bajo sus órdenes. Yo no necesitaba escuchar aquellas palabras para percibir que una atmósfera enrarecida brotaba a mi alrededor. Allí donde mirase descubría señales de su existencia. Elhabitabayadealgunamaneraentrenosotros.Porque yo sabía que era a él, al gitano, al que ellas identificaban como al demonio. Y a mí no me extrañaba, pues era lo más parecido al diablo que yo había podido ver en mi