en bicicleta. De esa forma, gracias a ti, me fui curtiendo en la renuncia. A veces he llegado a creer que nada necesitaba yo de los llamados seres humanos. Y durante largas temporadas he podido vivir feliz con semejante creencia. Y no es que tú volvieras a ocupartedemíconaquellasprohibiciones.No,erasólotu apatía, que ahora se manifestaba de aquella manera: imponiendome brutalmente unas normas rígidas en las que, al mismo tiempo, confesabas no creer y que incluso llegaste