. No era ése el motivo que la trajo, sino el miedo de tía Elisa, quien no tenía a dónde acudir ante la nueva actitud de Bene. Pues la muchacha, después de la marcha de nuestro padre, dejó de lado sus sonrisas y sus canciones. Ahorasemovíaporlacasasinrumbofijo,perezosamente, provocando a tía Elisa con su sola presencia. Ya no hacía nada. Se negaba a cumplir cualquier mandato. Estaba allí, simplemente, y no se iba porque no quería.