amplitud de las ventanas explicando que necesitaba mucha luz para trabajar y para vivir. Creo que tía Elisa no estaba preparada para responder a una actitud semejante. Se limitó a interrumpirla, desconcertada y colérica, diciendole: --¿Nopuedesandarmásdeprisa?¡Ysinmoverte tanto! Y es que en Bene destacaba la gracia enorme de sus ademanes y de los movimientos de su cuerpo al caminar. No era guapa, pero su rostro parecía conmovido por