llegaron demasiado tarde. Al fin hubo que forzar la puerta y entonces descubrimos a Santiago dormitando, hundido en una debilidad de muerte. Nada, absolutamente nada, pudo ya devolverle a la vida. Cuando supe que mi hermano estaba tan enfermo penséquequizáBenepudierahacerledesearlaviday obligarle a intentar salir de aquel estado. Sólo Juana podía ayudarme a encontrarla. Esperé durante varias mañanas a que pasara ante la cancela. Al fin la vi acercarse