Miguel para darle un beso. El nos presentó y ella apenas me saludó. Pues al escuchar mi nombre noté que una sombra empañaba sus ojos. No trató de disimular sino que enseguida me preguntó por ti. "Está bien", le dijeyoentonces,mintiendoperodeseandoquefueraverdad. "¿Ha venido contigo?", añadió intentando sonreír. "No", le respondí secamente. Se marchó y yo quedé asombrada de su belleza, pues no parecía venir sólo de su rostro