sentía. Parecía ofendida y, sin embargo, al oír el nombre de su hermana casi sonrió. --¿Estás mucho con ella? --Sí --le respondí temerosa, sabiendo que podía herirla. Pues era precisamente eso, estar con Bene, lo que ella máshabíadeseadoenlosúltimosaños.Recordéentonces todos aquellos sueños que ella había ido fabulando en voz alta, ante mí, y que tan ligados estaban al regreso de su hermana. Ahora se habían destruido. Ya no podía esperar