La primera vez que escuché su nombre, Gloria Valle, fue cuando mamá rompió en tu presencia una carta suya, sin permitirte leerla. Tú recogiste los trocitos de papel del suelo como supongo que lo haría un mendigo con unas monedas lanzadas condesprecio.Cuandomamásemarchóllorando, tú te quedaste allí, en el recibidor. Estabas de rodillas, sentado sobre tus talones. Tratabas de reconstruir la carta, sin advertir que yo te miraba desde la puerta. Sentí