la casa tenía ascensor, pero mis esperanzas se disiparon al ver que los cables colgaban de la caja como fideos exánimes. Subí las escaleras y pulsé el timbre. Al no recibir respuesta me vi obligado a echar mano de la ganzúa. Rechinó la puerta en sus goznesymecoléenelpisodelpeliculero. Consistía éste en una pieza rectangular al fondo de la cual había una cama deshecha. Las paredes estaban cubiertas de fotografías del actor en las que reconocí inmediatamente