voy a hacer, porque sé que sería inútil. Cuando os entra el veneno de la farándula no hay razonamiento que os haga desistir. Lo sé por experiencia: estuve casado con una cupletista. Nuestro matrimonio fue un infierno. Suerte que notuvimosniños.Ahoramedicenqueandamedio liada con un ebanista de la calle del Pino. Yo ya no le guardo rencor, pero me pasé ocho años en terapia. Una fortuna me acabó costando y para nada: