te metas otra vez! (A Elena.) ¡Que te doy a ti, gilipollas! Estabas chingando, ¿eh? (Da un fuerte tirón y se queda con la ropa en la mano. Ella se refugia desnuda detrás de Alberto.) ALBERTO.-(Cubriendola,tratadeganartiempo,ypoder hacer algo.) Bueno, bueno, ¿qué pasa? Que queréis caballo. Es eso sólo. ¿Si os lo damos nos dejáis en paz? (A Jaimito.) Pues dales el caballo de una vez. ¿A que lo necesitáis?