pueda tragar este engrudo. La Emilia vino muy ufana con la dirección de la empresa. La aprendí de memoria sin esfuerzo, me ceñí el cinturón de la gabardina e hice ademán de marcharme. Me preguntaron que a dónde iba y les dije que allí. --Yoleacompaño--dijoelbravohistoriador. --Y yo también --dijo la Emilia. Volvimos a pelearnos y acabamos yendo los tres, no sin antes haber convenido en que la Emilia esperaría